Por esos "buenos momentos" que hacen historia... ¡Felices Fiestas!.
Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades
Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.
viernes, 23 de diciembre de 2016
Una tregua
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martes, 15 de noviembre de 2016
El Museo - Tercera Parte
Ellos se fueron y nos dejaron sus cosas
Los campos
quedaron yermos, los ganados emigraron o acabaron en la sartén del rancho de
los soldados. A la vida cotidiana previa al conflicto sucede esta
excepcionalidad de tanta gente movilizada, con el tiempo se hizo también
cotidiana. Aparecen restos de medicinas antirreumáticas, cucharas, tenedores,
platos de aluminio, botones, hebillas, cepillos, etc. Utensilios para la
alimentación y el cuidado personal, sobre todo. Pocos objetos personales, una
medalla de la Virgen apareció en un combatiente falangista así como otra de un
pueblo cántabro. La arqueología es una gran fuente de información.
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Fotografía procedente del Archivo Rojo |
Hay una
fotografía de varios soldados republicanos con una lugareña que lleva en los
hombros una toquilla de lana, recuerdo haberlas visto durante mi infancia en
las mujeres mayores, la paisana sonríe junto al grupo de soldados. Poca
documentación gráfica y escrita encontramos. La convivencia tuvo que generar
grandes amistades y enemistades, amores frustrados, muchos recuerdos, grandes
añoranzas y momentos de inspiración. Recordamos las esculturas que aparecen en
el paraje de Las Puertas, eran momentos tediosos, la esperanza de que esto
acabe pronto y volver a la vida anterior a sus novias, madres, amigos, a labrar
sus tierras, poner en marcha sus talleres, tocar en la orquesta…, cada uno
tiene en la cabeza su proyecto de vida en paz.
Recordemos la
película de Berlanga, La Vaquilla, en
la que los maletillas, de bandos enfrentados, se despiden con un abrazo y
diciéndose: A ver si esto acaba pronto y
formamos cuadrilla…
Al principio
de la visita veíamos los carteles propagandísticos, es en esta sección donde la
tecnología servirá para difundir noticias, tenemos una radio, periódicos,
máquina de escribir y también un gramófono. La propaganda es fundamental en una
guerra, la radio era el internet de la época, servía para dar noticias, no
siempre verídicas, instigar e insuflar ánimo a los partidarios, arengar a los
combatientes o demonizar a los adversarios. La música cubría gran parte del
tiempo, la mayoría militar pero también la copla y la jota dependiendo de la
zona geográfica. Se dice que por nuestro pueblo vino a arengar a las topas
Miguel Fleta, pero no está confirmado, lo que sí es seguro es que se oía por la
radio y probablemente también en el gramófono.
El conflicto creó
un género de canciones, en muchos casos con música regional, pero con letras
que se ajustaban a las circunstancias: No
pasarán, Si me quieres escribir ya sabes mi paradero…, Tengo un hermano en el
frente…, El vino que tiene Asunción…, Ay Carmela, Anda jaleo… Hasta
nosotros han llegado algunos usos de aquella terminología, todavía nos referimos
al Parte, el noticiero diario, en
clara alusión a los partes de guerra, tendenciosos y poco fiables que se
emitían compartiendo espacio en aquella radio con música y chistes del momento.
La prensa era
otro medio de comunicación, menos eficaz que la radio, pero perdura en el
tiempo, Lo escrito, escrito está,
queda constancia de ello. Solía ser tan mentirosa, tan tendenciosa como la
radio. Sobre la pared hay recortes de periódicos de la época en los que aparece
la batalla del Alto Tajuña.
La máquina de
escribir fue utilizada, fundamentalmente, por los corresponsales de guerra
extranjeros. En La forja de un rebelde de
Mario Camus, vemos cómo Arturo, el protagonista, trata de censurar, en el
edificio de Telefónica de Madrid, a los corresponsales de periódicos
extranjeros, la falsa noticia de que Franco había entrado en Madrid en los
últimos días de 1936.
La máquina de
escribir daba un soporte más oficial, aunque se tuviera muy buena caligrafía,
de estas máquinas salieron edictos, bandos, proclamas de los dos ejércitos.
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Detalle de la gramola expuesta en el museo |
El gramófono,
el tocadiscos de la época, tendría la función de reproducir música para deleite
personal pero también para propaganda entre trincheras cercanas, frente a
frente. Los combatientes se insultaban entre ellos con estas frases: Hijos de
la Pasionaria, queriendo decir que esta histórica militante comunista era una
puta, contestándoles los otros; Hijos de cura, llamándoles de esta manera
también hijos de puta por el carácter de castidad que procesan los sacerdotes.
Atrás dejamos
un proyectil con carga hueca que portaba propaganda en favor del ejército de
Franco. No fue muy usado este sistema propagandístico.
Amplias
vitrinas ocupan el frontal de la antigua fragua, estos objetos que aquí se
exponen los hemos resumido en la internacionalización del conflicto y la vida
cotidiana en las trincheras y la retaguardia. Queda por último una vitrina
estrecha, ocupando bien el espacio disponible, en la que aparecen restos de
botellas, latas, cristales y cosas aparentemente inconexas, son objetos encontrados
por los arqueólogos en las excavaciones de las trincheras. Son sumamente
elocuentes ya que nos habla de la procedencia de sus propietarios y nos da una
idea del mapa de la división de la España de la época. Valga un ejemplo para
constatarlo, en la zona nacional se encontraron unos cascos de cerveza Cruz Campo, la fábrica está en Sevilla. En
la zona republicana apareció una botella de coñac Peinado, procedente de Ciudad Real. Latas de conserva gallegas, de
carne de Mérida con los nombres y la estética de los nuevos ocupantes. Sabido
es que en la zona republicana quedaron las fábricas de papel de fumar y en la
zona nacional el tabaco, con proyectiles sin carga se intercambiaba para poder
fumar.
Hemos llegado
al final de la muestra. Todo este material encontrado, así como los
comentarios, nos conducen a la gran ofensiva que tuvo lugar en la primavera del
38 donde los muertos se contaron por miles. Aquí lo hemos bautizado como La
Batalla Olvidada, en algunos documentos se refieren a ella como la ofensiva del
Alto Tajuña, no pasó a la historia como la de Jarama, Brunete o Belchite, pero
no por ello fue menos cruenta. Tras varios días de lucha, donde se cree que se
llegó al cuerpo a cuerpo, la batalla quedó en tablas y se mantuvo así hasta el
final de la guerra. Los interesados en ampliar este apartado, así como conocer
a los mandos y tropas que participaron en la batalla, disponen de una pequeña
explicación que está impresa en el Museo.
Dos mapas
encima de estas vitrinas señalan con precisión cómo estaban estos parajes antes
y después del enfrentamiento.
Como alegato
final, hemos querido pasear por el Museo con el mismo espíritu que aquellos que
con tanta exquisitez lo han expuesto. Como decíamos al principio es muy difícil
no tomar partido, todos tenemos una ideología y una forma de ver el mundo, nuestros
compatriotas lo llevaron a puntos extremos. Lo mismo ocurrió en toda Europa,
sembrando la tierra de millones de muertos. Esta ingeniería social que se quiso
implantar en la mitad del siglo pasado nos debe hacer reflexionar en cómo deben
ser las cosas.
Hoy
pertenecemos a la Unión Europea, donde los gobiernos se han ido alternando
entre la democracia cristiana y la socialdemocracia apoyados por los liberales
en determinados momentos. Son formas de gobierno que toman el humanismo como
principio, con diferencias, pero con algo fundamental, la búsqueda del bien
común, la justicia y la libertad como elementos fundamentales que sustentan
nuestra convivencia.
Una curiosidad nos embarga, ¿cómo
reacciona el público que visita el Museo? ¿Respetuoso y callado llevándose sus
reflexiones a otros foros? ¿Toman partido y ensalzan lo que más les interesa?
¿Indiferencia? Habrá de todo.
Los objetos se muestran, no se
demuestran, como mucho esta demostración en el campo técnico, en cuanto a las opiniones
con frecuencia aflora la pasión y se obnubila la razón, pero siempre debemos
buscar la VERDAD, no nuestra verdad, ya nos advertía Aristóteles: «La verdad se dice de muchas maneras, pero es
una».
Antonio Gutiérrez Layna
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Placa conmemorativa en el exterior del Museo Histórico Municipal |
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viernes, 11 de noviembre de 2016
El Museo - Segunda Parte
Ellos de fueron y nos dejaron sus cosas
Atravesando el hueco de una pequeña puerta que daría entrada a la antigua fragua, encontramos la mayoría de las piezas de este museo. La franqueamos escoltados por dos banderas, una tricolor y otra bicolor, justo encima de este paso nos sorprende una bandera requeté o carlista. Pocas cosas encierran tanto simbolismo como una bandera. Las dos banderas pretenden representar al estado español, el mismo espacio físico para distinta concepción social, territorial y cultural. Abundan las definiciones para situar esta realidad física pero sumamente compleja desde el punto de vista de las emociones, así tenemos nominaciones con sus adjetivos para definir patria, nación y país. La bicolor con el águila imperial representa la unidad del territorio bajo una sola dirección, dictadura, además de otra simbología aportada por las facciones que combatieron junto a ella. La tricolor también pretende representar la unidad del territorio pero en la diversidad, o sea, el federalismo. Ambas tienen muchas cosas en común, las Columnas de Hércules con su lema Non Plus Ultra, no más allá, ninguna hace alusión a la corona, no aparece la flor de lis borbónica y sí hacen alusión a los distintos territorios que componen España, agrupados bajo la concepción social, económica, cultural, religiosa, artística… y todo lo que define la vida en común al hombre. Tenemos la bandera falangista y la de las juventudes socialistas, son antagónicas, es el reflejo de la España de la época, no debemos olvidar la bandera anarquista y la requeté. En este contexto prerrevolucionario poco podían hacer los republicanos, demócratas o monárquicos constitucionalistas. Sin querer hacer sociología, es difícil pasar por alto las circunstancias que tras el golpe militar llevaron al país a dividirse en dos en un conflicto que duraría tres años.
Bajo estas banderas, sobre una mesa, hay unos proyectiles semidesgajados, abiertos, una clara alegoría de la destrucción, de las consecuencias de la guerra o por lo menos así lo interpretamos. Parece decirle a las banderas: esto habéis conseguido, la fuerza hace reventar las cosas, utilizad la razón. No deja de ser una interpretación un tanto poética.
Tras el levantamiento de las tropas en África y la división del ejército en la península, el sistema de levas, como la mayoría de la administración queda dividida. Los partidos políticos trataron de persuadir a la población para que se alistase a su causa dando lugar a la aparición de una cartelería propagandística muy creativa. Al lado de las banderas partidistas, estratégicamente situados y aprovechando las columnas del edificio, tenemos ejemplo de estos carteles llamando a la participación con estética fascista o apelando a la unión proletaria, incluso hay un llamamiento a la guerra en francés.
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Exposición fotográfica temporal de Javier Marquerie |
La
internacionalización del conflicto es el reflejo de la división que había en el
mundo en esa época, fruto de las diferentes escuelas filosóficas. Es sin duda
imprescindible el estudio de la historia de las ideas, aunque algunos
consideran que todo fue fruto de la situación económica, la pérdida de valores
espirituales, etc.
Nuestra guerra
se internacionalizó y cada bando buscó y obtuvo sus apoyos. La participación en
el conflicto de potencias extranjeras es muy controvertida, lo pasaremos de
soslayo solamente haciendo mención, como veíamos en el apartado de las bombas,
al armamento encontrado en la zona.
En la mayoría
de las vitrinas abunda la munición, así como algún casco, bayonetas, balas y
vainas con sus cargadores, hay una vitrina entera dedicada a las bombas de
mano. El ejército de Franco se abasteció fundamentalmente de material alemán e
italiano, se sabe que también hubo asesores de estas nacionalidades en nuestro
pueblo, sostuvieron parte de la retaguardia italiana que en la primavera de
1937 lanza la ofensiva para llegar a Madrid, conocida como Batalla de
Guadalajara.
El ejército
republicano se abastecía de muchos sitios, pagaba el armamento y la guerra es
un negocio para muchos a pesar de la política de no intervención acordada por
las democracias occidentales. Aparecen municiones francesas, rusas, checas,
polacas, mejicanas, canadienses… Al igual que el ejército rival, también tuvo
sus asesores, la mayoría rusos. Si el ejército de Franco se trajo unos cien mil
moros, en nuestro pueblo participaron dos tabores, apoyando a la República vinieron
unos sesenta mil brigadistas, las llamadas Brigadas Internacionales. No hay
constancia de su presencia en nuestro pueblo.
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Varios cargadores de ametralladora de distinta procedencia |
Siguiendo el
paseo por el Museo nos encontramos en un rincón unos pilares de hierro
entrelazados con alambre de espino. Un rollo de este alambre nos dice que eran
muchos los lugares donde se cortaba el paso bien para defensa bien para
delimitar una zona de otra, eran vallas, muros, cercas. Estas palabras se
oponen a puentes. La separación está constatada y el maniqueísmo triunfa: o
estás conmigo o estás contra mí, no hay término medio, la terminología no deja
dudas, zona liberada o zona ocupada dependiendo del hablante. La abundancia de
este material, tanto de guerra como de restos en general de la contienda, hizo
que durante varios años después los habitantes de Abánades vivieran de la
búsqueda de chatarra. En toda la zona aparecen fincas valladas con alambre de
espino procedente de estas trincheras.
Un maniquí con
un poncho que le cubre gran parte del cuerpo, parece ser que entre cuatro
formaban una tienda de campaña, es la única muestra de indumentaria, siendo los
uniformes una parte importantísima para reconocer la ideología, la estética y
la concepción general de lo que representan. Una de las jornadas que organiza
el Museo trató de la indumentaria de los combatientes, fue muy interesante. No
sabemos si hay reproducción gráfica de estas jornadas, pero no se puede dejar
pasar este punto. Difícil sería traer un avión o un carro de combate pero la
indumentaria estaría al alcance de nuestras posibilidades. Desde aquí la
sugerencia y el agradecimiento.
Unas cuantas
maletas de la época se amontonan en el siguiente espacio. Cuando uno ve una
maleta lo primero que le sugiere es el viaje, pero viajar se hace de muchas
maneras, no nos referimos al medio, estamos en guerra y aquí el lenguaje es
desplazados, socorridos, refugiados, los adjetivos son muchos calificando o
determinando otras tantas circunstancias.
Cuando las
tropas se incrementaron y estaba próxima la ofensiva, marzo de 1938, no era
posible pastorear o labrar la tierra, los habitantes del pueblo se vieron
desplazados a otros pueblos con sus ganados y enseres hasta que la situación se
estabilizase. Algunos, que tenían ideología definida, buscaron refugio en las
autoridades para que protegiesen su vida, de una manera u otra la convivencia
está rota y la maleta preparada. En la exposición aparecen las maletas de
madera utilizadas por los soldados al incorporarse a filas.
Atrás dejamos
una vitrina con documentos de la época, la preguerra y la posguerra, la
dejaremos para otro tipo de análisis. Estamos metidos en el conflicto y
aparecen por primera vez los protagonistas. Una gran fotografía, ampliación de
una pequeña, muestra a un grupo de soldados vestidos de paisano, sonriendo, con
los bigotillos de moda en la época y la estética de ese tiempo. Esta foto fue
donada por los familiares de uno de estos combatientes, un músico catalán
afamado en ese momento y que tocaba en una orquesta en Barcelona. Hay una
sardana compuesta en esos días que recoge el sentido de los combatientes
catalanes en estos parajes, Catalanes en
la Alcarria es el título. Sirva
este ejemplo para reseñar la mezcla de gentes, condición social y procedencia
geográfica que convivieron en las
trincheras.
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Soldados catalanes de la 138 Brigada Mixta del Ejército Popular en el frente de Abánades |
Había vida
cotidiana en la retaguardia dentro de la excepcionalidad que supone tanta gente
movilizada, no siempre se estaba tirando tiros, aunque sí había que estar
preparado para ello. Pero quedaba tiempo para bromas, juegos y actividades
diversas, Te veo en el aire como la Petra
de Canales, broma o burla, según se mire, que se le gastaba a una tal
Petra, natural del pueblo citado, parece que los soldados republicanos le
prometieron llevarla a Rusia en su aeroplano. Los arqueólogos encontraron
juegos de damas rudimentarios hechos por los soldados.
La República
tenía un programa de alfabetización, aparecen muchos tinteros. Atrás dejamos
una vitrina con elementos de higiene personal, brochas de afeitar, maquinillas
de cortar el pelo, marmitas para el rancho, botes de conserva abiertos con la
bayoneta. Hay una frase que quedó en la memoria colectiva, Hay más gente que en la guerra.
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Pequeña colección de tinteros de trinchera |
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lunes, 7 de noviembre de 2016
Ganador V Concurso de Fotografía "La Batalla Olvidada"
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Fotografía de Virgilio Hernando |
Un único premio, consistente en un fin de semana para dos personas en habitación doble, en régimen de alojamiento y desayuno en el Hotel Rural Los Ánades de Abánades valorado en 297 Euros, y trofeo exclusivo consistente en una granada de mortero de 81 mm de calibre como las utilizadas en la batalla y grabada a tal efecto.
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Fotografía de Virgilio Hernando |
El Accésit a la Mejor Fotografía ha sido declarado desierto por falta de unanimidad. Nuestra enhorabuena al ganador y nuestro más sincero agradecimiento a todos los participantes. La entrega del premio tendrá lugar en el Museo Histórico Municipal de Abánades (Guadalajara) en día y hora por determinar. Os mantendremos informados.
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Fotografía de Virgilio Hernando |
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sábado, 5 de noviembre de 2016
El Museo - Primera Parte
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Sala Principal del Museo Histórico Municipal de Abánades |
Ellos se fueron y nos dejaron sus cosas
Teníamos dos
locales de propiedad municipal sin ningún uso, aprovechando un ofrecimiento del
Gobierno Central en la legislatura de Zapatero para fomentar el empleo,
política keynesiana, la corporación municipal con José Mª Gutiérrez, solicitó y
obtuvo fondos para reformar los locales. En principio se pensó en hacer un
museo etnográfico recopilando utensilios de la casa, de la vida cotidiana y de
las labores del campo. Este tipo de museos lo hay casi en cada pueblo, no
obstante cuando entramos en el Museo Municipal de los Espacios Históricos, que
así lo llamamos, la parte que da a las ventanas recoge una amplia muestra de
estas ocupaciones.
Las
circunstancias marcan el devenir histórico, en nuestro pueblo se mantuvo el
frente durante gran parte de nuestra Guerra Civil. Miles de hombres armados se
enfrentarían entre sí…
Por casualidad,
un fin de semana llegó a nuestro pueblo a hospedarse en el Hotel Rural Los Ánades, el alma de este proyecto, Ismael Gallego.
Su pasión por la historia reciente nos desenterró lo que teníamos oculto. Los
habitantes de Abánades fueron aportando utensilios y chatarra que Ismael fue
catalogando y, con ayuda de Luis Miguel Foguet, especialista en este tipo de
materiales, fueron dando cuerpo a lo que hoy es el Museo.
Cuando uno se
acerca a un museo como éste, donde no hay perspectiva histórica, los prejuicios
afloran más que en otro tipo de análisis histórico o cultural. Por mi parte,
quiero acercarme a estos objetos que aquí se muestran con una actitud analítica
metiéndome en la piel de los protagonistas desde un punto de vista humano y
filosófico. Este propósito es harto complicado, ya que lo más fácil es tomar
una postura y ensalzar las hazañas gloriosas de cualquiera de los dos bandos.
Sin más
preámbulo paseémonos por el Museo. Como ya hemos dicho, el Museo está compuesto
por la antigua escuela y lo que era la fragua, tiene forma de ele, el lado más
largo corresponde a la escuela y el más corto a la fragua. Entrando queda a la
izquierda la sala más amplia con un proyector y sillas colocadas frente a la
pantalla.
Indagando en
la historia de nuestro pueblo durante la guerra y la contienda en general, el
Museo ha generado su propia historia y ésta ha sido grabada y recopilada en
material gráfico recogido de las recreaciones que cada año se hacen el segundo
domingo de junio. En esta sala de proyecciones se han logrado acumular
testimonios de algunos protagonistas de la época, así como cortos con
explicaciones de arqueólogos y estudiosos de la materia. Tanto las recreaciones
como los demás protagonistas procuran mostrar lo ocurrido dejando que cada uno
saque sus propias conclusiones. Al fondo de esta sala sobresale la figura de un
cura, preconciliar, sobre un púlpito de forja. Recuerdo que este púlpito estaba
en la iglesia cuando yo era pequeño y los días de fiesta mayor, el sacerdote
nos sermoneaba desde arriba, era la época del Nacional Catolicismo. Como ya
hemos dicho, en el lado izquierdo, frente a la ventana, hay una muestra de la
vida cotidiana de los labriegos y pastores de la zona.
En la pared de
enfrente cuelgan fotografías de bombardeos y defensa de Madrid. Son
exposiciones temporales cedidas por algún apasionado del tema.
Bajo las
fotografías, sobre unos cajones de transporte de material, encontramos una
variedad de bombas clasificadas en función de su tamaño y su uso. Así tenemos,
como si de muñecas rusas se tratara, colocadas de menor a mayor toda una
muestra de piezas de artillería. Otro apartado está dedicado a las que fueron
lanzadas por obuses, carros de combate y, por último, las de mayor tamaño, que
fueron lanzadas desde aviones. Unas están intactas, aunque desactivadas, otras
explosionadas o fragmentadas. Para los interesados en la materia, esta muestra
abre un gran campo de curiosidades. Mi reflexión se inclina a lo que en
filosofía entenderíamos como potencia y
acto. Cuando el ingeniero diseña estos arte-factos,
busca la máxima eficacia para el momento de la explosión, acto, para ello el equipo diseñador utilizará todos los
conocimientos, tanto de la física como de la química, para llegar a un buen
término.
Nos dice
Aristóteles: «Por naturaleza, todas las
cosas nos llevan al fin». Los técnicos han hecho su trabajo, tienen que
comprobarlo sobre los restos de la explosión, sobre los muertos en que fallaron
sus predicciones. El conocimiento técnico en las guerras progresa de una forma
desaforada, no así en las relaciones humanas que busca soluciones después de
los conflictos.
Cada apartado
de los que trataremos paseando por el museo podría ser un ensayo sobre la
materia, ya que estos objetos concentran gran parte de la historia, por su
interrelación, de los actores de la primera mitad del siglo XX. Los Túpolev
rusos, Fiat italianos y Junkers alemanes lanzaron estas bombas. Sobre la
internacionalización del conflicto hablaremos más adelante.
Hay algunas
frases que se han dicho sobre las guerras:
Esto es la guerra, no hay normas.
Sálvese quien pueda, todo está permitido.
La guerra es la madre de todas las cosas, interpretado como la
dialéctica de la destrucción muerte y creación.
Si quieres la paz prepárate para la guerra. Viejo aforismo latino en el
cual muestra al hombre como un lobo para el hombre, estarás a salvo si te
temen.
La primera
víctima de una guerra es la verdad. En la guerra se cometen actos que
serían moralmente censurables y conviene ocultar.
Las guerras generan
muchas reflexiones, sobre todo a posteriori, valgan estas sentencias como
muestra de estos razonamientos. Parece que todas estas frases nos llevan a un
darwinismo social. ¿Qué lugar queda para los socráticos, cristianos y
pacifistas en general? También los hay. Por último, para cerrar este apartado,
al principio hablamos de la potencia, dejemos que estos artefactos se queden
obsoletos en potencia sin llegar al acto.
Antonio Gutiérrez Layna
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viernes, 4 de noviembre de 2016
Escuela, Fragua, Museo
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Museo Histórico Municipal de Abánades (Antiguas Escuelas, Siglo XIX) |
Las cosas cambian, los lugares continúan
La escuela,
además de muchas otras cosas, representa el saber abstracto, es aquí donde
aprendemos el lenguaje tanto el gramatical como el matemático, el lenguaje
hablado lo aprendemos de una manera natural desde los primeros años de nuestra
existencia. En la escuela nos enseñan a leer, escribir y el lenguaje de los
números, esto es genuinamente humano, con estas herramientas nos proyectamos
infinidad de posibilidades.
Aquí, en este
lugar, pasé los primeros años de la década de los sesenta, vagos recuerdos me
llevan a aquellos inviernos fríos donde cada alumno tenía que portar un ceporro, pedazo de madera leñosa para
mantener la estufa. Encima de la estufa cocía una olla grande con agua para
preparar la leche en polvo donada por los americanos, eran tiempos de escasez
pero también de alegría, los niños siempre juegan. Podía alargar mis recuerdos
durante horas pero sólo quiero señalar el lugar.
Junto a la
escuela se encontraba la fragua, una casucha baja y destartalada que
contrastaba con la escuela, más alta y con sus esquinas de piedra labrada y
también en las ventanas. Hemos hablado de un saber teórico especulativo de la
escuela para pasar a una transformación de las cosas. Mediante el fuego, el
herrero golpea el hierro en el yunque proyectando y llevando a cabo toda clase
de utensilios, tanto para el hogar como para las labores del campo, esto era el
mundo de los adultos, el mundo del trabajo. Remontándonos a aquellos años
sesenta, las mulas eran lo más valioso de la casa, no había maquinaria
agrícola, aquí la tecnología llegó tarde, por tanto el cuidado de los animales
era algo fundamental y el herrarlos era imprescindible. Unos hermanos del
vecino pueblo de Renales se ocupaban de estas labores, venían dos o tres veces
por semana. Recuerdo a los dos hermanos, Vitoriano y Gregorio, cómo ponían las
herraduras una vez cortadas y alisadas las partes duras de los cascos de las
caballerías, con unos clavos llamados tachuelas.
A partir de la
década de los setenta, poco a poco se fue despoblando la comarca, la escuela
terminarían cerrándola por falta de niños y con la llegada de los primeros
tractores las mulas poco a poco fueron despareciendo. Como consecuencia,
cerraron la fragua.
Antonio Gutiérrez Layna
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jueves, 23 de junio de 2016
La defensa de Vértice Cerro
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Fotografía de I. Almendros y retoque digital de Paco Soler. |
Corresponde a la
5ª División apoderarse de la cabeza de puente de Abánades, una serie de
fortificaciones que los nacionales han adelantado al sur y al este del
pronunciado meandro que el Tajuña traza hacia occidente a la altura del pueblo,
para posteriormente abrirse paso remontando el eje fluvial, ruta natural hacia
los objetivos de la operación. La ofensiva no empieza con buen pie, se produce
un retraso de 12 horas en el que ha sido necesario reorganizar el orden del
despliegue de la 2ª y 39ª Brigadas Mixtas, con lo que la operación no da
comienzo hasta las 15:00 h del 31 de marzo de 1938, doce horas después de lo
planeado. A pesar del retraso, los republicanos no tardan en conseguir algunos
éxitos y así a las 16:00 h, la 2ª BM toma Cerro Blanco y Vértice Cerro,
posiciones que dominan Abánades, apoderándose una hora después de Cerro Rojo
(Majada Alta) y haciendo crítica la situación de los defensores del Batallón de
Gerona, que se hace desesperada a la mañana siguiente cuando la cota 1.118 al
sur de Abánades cae en manos republicanas. Durante todo el 1 de abril, fuerzas
de la 39ª BM combaten por las posiciones de Lastras y El Rondal, aunque será un
batallón de la 2ª BM quien se hará con Lastras por la tarde y, ya en noche
cerrada, con El Rondal. La cabeza de puente ha caído, los hombres del Ejército
Popular entran en Abánades y continúan avanzando.
Los nacionales
tratan de reorganizar sus defensas arrolladas y, en un golpe de fortuna e
intuición táctica, el Batallón de San Fernando 268 se sitúa en el cerro del
“Castillo” de Abánades, aún no ocupado por los republicanos, que pasa a ser la
posición nacional más avanzada en el sector. Sobre ella apuntalan una línea de
contención enlazando las posiciones que aún conservan en torno al Tajuña.
La doctrina de los Nacionales es no utilizar los refuerzos para aumentar
la densidad defensiva, sino para contraatacar y eso es justamente lo que
comienzan a hacer las reservas divisionarias de la 75 y de la aledaña 74
División que son enviadas al sector en un primer momento, consiguiendo
ralentizar la progresión enemiga río arriba. La ofensiva republicana parece
haber roto ampliamente el frente, pero tras la reorganización del sector que
los nacionales aplicaron en enero su dispositivo defensivo no es lineal –como
recogen los informes de la inteligencia miliar republicana– sino escalonado en
profundidad con núcleos de resistencia que pueden apoyarse entre sí o
defenderse de forma autónoma. Estos núcleos de resistencia están ubicados en puntos
idóneos de la orografía del terreno para cruzar el tiro de fusilería y armas
conforme a un plan de fuegos preestablecido, creando con precisión geométrica
auténticos campos de muerte para los infantes republicanos, que difícilmente
podrán superar sin el apoyo de sus carros.
Mientras tanto,
el mando nacional se las ve y se las desea para evitar que el enemigo explote
la ruptura y progrese en profundidad dando pie a un desmoronamiento general del
frente. Consumidas las reservas divisionarias se empieza a trasladar tropas de
otros frentes con la mayor velocidad que permite la red logística y en esta
desesperada carrera de refuerzos empiezan a confluir en el Alto Tajuña prestigiosas
unidades de choque nacionales. La primera en llegar es la 152 División Marroquí
del General Rada, quien el 1 de abril asume el mando del sector entre el Tajuña
y el Ablanquejo. Por su parte, el mando republicano no quiere perder la
iniciativa y valorando que el improvisado dispositivo enemigo hace poco viable la carretera
de Renales y la progresión por el flanco izquierdo de la ofensiva, optan por
dislocar su sistema de fuerzas trasladando al sector de Abánades a la
66 BM de la 6ª División, que aún no ha entrado en combate, para que
avance hacia Cortes de Tajuña y Luzaga, flanqueada por la 39 BM
a la izquierda y la 2ª BM a la derecha.
El día 2, sin el
apoyo de sus carros pero bajo el constante castigo de la artillería y aviación
nacionales, los republicanos se ven detenidos con numerosas bajas ante las
posiciones de la Nava. El día 3, la 39 BM consigue abrirse paso por el flanco
izquierdo apoderándose de la cota 1.120 sobre el Tajuña y continuando su avance
hacia Valdelagua, donde es rechazada por un desesperado contraataque de la I
Bandera del Tercio. Por el centro de la Nava, la 66 BM se desangra en ataques y
contraataques mientras el apoyo de sus carros deja mucho que desear y en el
flanco derecho la 2 BM se atasca en la cota 1.190. El mando republicano da
órdenes cada vez más expeditivas para reanudar el avance y el día 4, la 66 BM
consigue finalmente apoderarse de las posiciones de la Nava, mientras la 39 se
sujeta en la cota 1.120 frente a la I Bandera y la 2 BM ha conseguido tomar la
1.190. En esta maniobra, las fuerzas nacionales defensoras del 20 Batallón de
San Quintín, el 267 de San Fernando y el 266 de Cazadores del Serrallo son
envueltas sufriendo graves pérdidas. Los republicanos prosiguen hacia las
posiciones de Cabeza de Océn, pero sus bajas son inaceptables y la ausencia de
reservas hace cada vez más precario el avance, además de tener que limpiar aún
algunos focos de resistencia. Los Nacionales, en cambio, reciben abundantes
refuerzos y la llegada el día 5 de una brigada de la 61 División de Navarra
bajo el mando del Tte. Coronel Esparza y otra brigada de la 18 División que
trae el Tte. Coronel Pueyo procedentes de la Ciudad Universitaria, proporcionan
la masa maniobra para un contraataque de entidad.
El 6 de abril
marcará un punto de inflexión en los combates. Las fuerzas republicanas reciben
orden de pasar a la defensiva en todo el frente y los nacionales toman la
iniciativa. La I Bandera del tercio consigue finalmente expulsar al 154 Bon. de
la cota 1.120, y lo que es peor para el Ejército Popular, la 2 BM pierde la
cota 1.190 ante el III Bon. de Arapiles. Caídos ambos flancos, los requetés del
Tercio de Nuestra Señora del Camino se lanzan a la bayoneta sobre la Nava y la
66 BM se ve obligada a replegarse, aunque consigue sostener la avanzadilla.
Recuperada la mayor parte de la Nava los nacionales aprovechan el despliegue y
la inercia de la maniobra para intentar lo mismo con Vértice Cerro. Para ello,
el III Tabor de Alhucemas vadea el Tajuña para intentar envolver por el oeste
las posiciones republicanas, aunque el ataque tendrá que esperar a la jornada
siguiente. Frente a ellos, tras relevar a las exhaustas 2ª y 39ª brigadas
mixtas, es ahora la 138 BM de la 33 División la que defiende el sector con el
550 Bon. en el núcleo del dispositivo de Vértice Cerro.
A primera hora
del 7 de abril, el contraataque nacional desata el infierno sobre Cerro Blanco
y Vértice Cerro. Tras una intensa preparación artillera, y con el constante
apoyo táctico de su aviación, el III Tabor de Alhucemas, el III Bon. de
Arapiles y la I Bandera del Tercio atacan resueltamente las posiciones
republicanas, reiterando los asaltos durante toda la jornada y la siguiente del
8 de abril. Los combates llegan a las alambradas y algunas posiciones avanzadas
cambian varias veces de manos en los lances de la refriega, pero el esfuerzo de
los nacionales también hace crisis. La determinación de los defensores y el
efectivo apoyo de su artillería consiguen rechazar al enemigo consiguiendo
mantener las posiciones en manos republicanas hasta el final de la guerra.
La Recreación
Inspirándose en
los hechos históricos que tuvieron lugar durante la ofensiva del Alto Tajuña en
el sector de Abánades, alrededor de 70 recreadores escenificarán un intento de
golpe de mano del Ejército Nacional para tomar el Puente de Abánades, defendido
por el Ejército Popular de la República. Esta operación, aunque que no responde
al rigor histórico de lo sucedido ni tiene lugar en el escenario real de los
combates evocados, si tratará de reconstruir con fidelidad los modos y tácticas
militares de la Guerra Civil Española, así como los uniformes y armamento de
las unidades históricas que tomaron parte en los combates por Vértice Cerro los
días 7 y 8 de abril de 1938, en concreto el III Batallón de Arapiles, el III
Tabor de Alhucemas y la I Bandera del Tercio por parte del Bando Nacional, así
como el 550 Batallón de la 138 Brigada Mixta por parte del Bando Republicano.
Texto: Frente de Madrid
Etiquetas:
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