Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

sábado, 5 de noviembre de 2016

El Museo - Primera Parte

Sala Principal del Museo Histórico Municipal de Abánades

Ellos se fueron y nos dejaron sus cosas
Teníamos dos locales de propiedad municipal sin ningún uso, aprovechando un ofrecimiento del Gobierno Central en la legislatura de Zapatero para fomentar el empleo, política keynesiana, la corporación municipal con José Mª Gutiérrez, solicitó y obtuvo fondos para reformar los locales. En principio se pensó en hacer un museo etnográfico recopilando utensilios de la casa, de la vida cotidiana y de las labores del campo. Este tipo de museos lo hay casi en cada pueblo, no obstante cuando entramos en el Museo Municipal de los Espacios Históricos, que así lo llamamos, la parte que da a las ventanas recoge una amplia muestra de estas ocupaciones.
Las circunstancias marcan el devenir histórico, en nuestro pueblo se mantuvo el frente durante gran parte de nuestra Guerra Civil. Miles de hombres armados se enfrentarían entre sí…
Por casualidad, un fin de semana llegó a nuestro pueblo a hospedarse en el Hotel Rural Los Ánades, el alma de este proyecto, Ismael Gallego. Su pasión por la historia reciente nos desenterró lo que teníamos oculto. Los habitantes de Abánades fueron aportando utensilios y chatarra que Ismael fue catalogando y, con ayuda de Luis Miguel Foguet, especialista en este tipo de materiales, fueron dando cuerpo a lo que hoy es el Museo.
Cuando uno se acerca a un museo como éste, donde no hay perspectiva histórica, los prejuicios afloran más que en otro tipo de análisis histórico o cultural. Por mi parte, quiero acercarme a estos objetos que aquí se muestran con una actitud analítica metiéndome en la piel de los protagonistas desde un punto de vista humano y filosófico. Este propósito es harto complicado, ya que lo más fácil es tomar una postura y ensalzar las hazañas gloriosas de cualquiera de los dos bandos.
Sin más preámbulo paseémonos por el Museo. Como ya hemos dicho, el Museo está compuesto por la antigua escuela y lo que era la fragua, tiene forma de ele, el lado más largo corresponde a la escuela y el más corto a la fragua. Entrando queda a la izquierda la sala más amplia con un proyector y sillas colocadas frente a la pantalla.
Indagando en la historia de nuestro pueblo durante la guerra y la contienda en general, el Museo ha generado su propia historia y ésta ha sido grabada y recopilada en material gráfico recogido de las recreaciones que cada año se hacen el segundo domingo de junio. En esta sala de proyecciones se han logrado acumular testimonios de algunos protagonistas de la época, así como cortos con explicaciones de arqueólogos y estudiosos de la materia. Tanto las recreaciones como los demás protagonistas procuran mostrar lo ocurrido dejando que cada uno saque sus propias conclusiones. Al fondo de esta sala sobresale la figura de un cura, preconciliar, sobre un púlpito de forja. Recuerdo que este púlpito estaba en la iglesia cuando yo era pequeño y los días de fiesta mayor, el sacerdote nos sermoneaba desde arriba, era la época del Nacional Catolicismo. Como ya hemos dicho, en el lado izquierdo, frente a la ventana, hay una muestra de la vida cotidiana de los labriegos y pastores de la zona.
En la pared de enfrente cuelgan fotografías de bombardeos y defensa de Madrid. Son exposiciones temporales cedidas por algún apasionado del tema.
Bajo las fotografías, sobre unos cajones de transporte de material, encontramos una variedad de bombas clasificadas en función de su tamaño y su uso. Así tenemos, como si de muñecas rusas se tratara, colocadas de menor a mayor toda una muestra de piezas de artillería. Otro apartado está dedicado a las que fueron lanzadas por obuses, carros de combate y, por último, las de mayor tamaño, que fueron lanzadas desde aviones. Unas están intactas, aunque desactivadas, otras explosionadas o fragmentadas. Para los interesados en la materia, esta muestra abre un gran campo de curiosidades. Mi reflexión se inclina a lo que en filosofía entenderíamos como potencia y acto. Cuando el ingeniero diseña estos arte-factos, busca la máxima eficacia para el momento de la explosión, acto, para ello el equipo diseñador utilizará todos los conocimientos, tanto de la física como de la química, para llegar a un buen término.
Nos dice Aristóteles: «Por naturaleza, todas las cosas nos llevan al fin». Los técnicos han hecho su trabajo, tienen que comprobarlo sobre los restos de la explosión, sobre los muertos en que fallaron sus predicciones. El conocimiento técnico en las guerras progresa de una forma desaforada, no así en las relaciones humanas que busca soluciones después de los conflictos.
Cada apartado de los que trataremos paseando por el museo podría ser un ensayo sobre la materia, ya que estos objetos concentran gran parte de la historia, por su interrelación, de los actores de la primera mitad del siglo XX. Los Túpolev rusos, Fiat italianos y Junkers alemanes lanzaron estas bombas. Sobre la internacionalización del conflicto hablaremos más adelante.
Hay algunas frases que se han dicho sobre las guerras:
Esto es la guerra, no hay normas.
Sálvese quien pueda, todo está permitido.
La guerra es la madre de todas las cosas, interpretado como la dialéctica de la destrucción muerte y creación.
Si quieres la paz prepárate para la guerra. Viejo aforismo latino en el cual muestra al hombre como un lobo para el hombre, estarás a salvo si te temen.
La primera víctima de una guerra es la verdad. En la guerra se cometen actos que serían moralmente censurables y conviene ocultar.
Las guerras generan muchas reflexiones, sobre todo a posteriori, valgan estas sentencias como muestra de estos razonamientos. Parece que todas estas frases nos llevan a un darwinismo social. ¿Qué lugar queda para los socráticos, cristianos y pacifistas en general? También los hay. Por último, para cerrar este apartado, al principio hablamos de la potencia, dejemos que estos artefactos se queden obsoletos en potencia sin llegar al acto.
Antonio Gutiérrez Layna

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