Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

jueves, 3 de diciembre de 2020

CIPRIANO MERA: general anarquista


L’HUMANITE del 3 de Enero de 1938

CIPRIANO MERA: general anarquista

Por Simone Tery

Madrid, diciembre.- Le he preguntado a Cipriano Mera, que manda hoy en día un cuerpo de ejército, y que fue uno de los militantes anarquistas más conocidos de España, que me contara su vida de militante.

- Mi vida no tiene ninguna importancia, me dijo amablemente. El pasado no cuenta. Lo único interesante es que a los veintiséis años yo no sabía ni leer ni escribir. Incluso me casé por la iglesia, ¡fíjate si era ignorante! Pero un día fui a ver a uno de mis compañeros que estaba en prisión. Era un anarquista. Saliendo de allí los policías me preguntaron por qué me relacionaba con un anarquista. Les dije que era amigo mío y que nunca me había preocupado por la política, lo que era verdad. Pero no quisieron creerme y me encarcelaron. 

Entonces Cipriano Mera cuenta cómo aprendió a leer y escribir en prisión y se hizo anarquista por contacto con otros anarquistas.

- ¿Qué más quieres que te diga? Termina

- ¡Cómo te condenaron a muerte por ejemplo!

- ¡Ya te digo que eso no tiene ninguna importancia! Es completamente normal que un obrero haga todo lo que pueda para que las desigualdades sociales desaparezcan, para que todos los hombres puedan pensar y vivir felices. Cuando me metían en la cárcel también era normal: la burguesía tiene que defenderse de sus enemigos, es algo habitual.

El 18 de julio de 1936, cuando estalló la rebelión, yo estaba en la cárcel por una huelga de la construcción en Madrid. Dos días después nos liberaron y delante de la cárcel había un camión lleno de armas y munición. Así que nos dieron fusiles, a mí y a mis camaradas. Imagínate la alegría con la que yo sujetaba aquel fusil. Pensaba que estaba soñando.

- ¿Y cómo llegaste a mandar un cuerpo de ejército?

- Es una historia divertida. Yo había hecho solamente treinta y seis días de servicio militar con veinte años, saqué un buen número. ¡Pero ya te digo que no sabía nada de lo militar! Enseguida nos enviaron a Carabanchel y luego a Getafe.

- ¿En qué regimiento?

- No tengo ni idea. Sólo sé que había fascistas en frente y que combatíamos, sin jefes. En julio del 36 recuperamos Guadalajara de los fascistas, tras un combate bastante duro. Fue en Buitrago donde los milicianos de la CNT me nombraron delegado de quinientos hombres. Un poco más tarde me eligieron delegado de todos los milicianos anarquistas para la provincia centro.

 

350 supervivientes de un total de 1000  

Pero el enemigo tenía muchas armas y nos obligaron a retroceder hasta Cebreros. Luego nos enviaron a la región de Teruel, donde recuperamos seis o siete pueblos. Entonces ocurrió la marcha sobre Madrid, en noviembre, y nos reclamaron urgentemente mil voluntarios para Madrid.

Salimos de noche en camiones, y a la mañana siguiente contraatacamos en la Casa de Campo y avanzamos hasta el cerro de Garabitas. Yo no había engañado a mis camaradas diciéndoles que se trataba de morir: ¡al cabo de dos días sólo quedaban 350 de los 1000! Después de eso Pozuelo y Aravaca fueron tomados por el enemigo.

 

Nos hace falta un ejército disciplinado

Fue en ese momento cuando cambié radicalmente de opinión. Comprendí que el valor de los milicianos no era suficiente para vencer a los fascistas, y que sólo se puede vencer a un ejército disciplinado oponiéndole otro ejército disciplinado. Comprendí que era totalmente necesario terminar con las milicias, y ayudé a crear la 39 brigada del ejército regular. Después el general Miaja me nombró jefe de división. Mira si es curioso: ¡de simple miliciano fui ascendido directamente a jefe de la 14 división! Luego nos enviaron a Brihuega cuando se rompió el frente de Guadalajara, e hicimos retroceder a los italianos hasta Jela.

 

 

Después participamos en la ofensiva de Brunete, y me nombraron jefe de cuerpo de ejército. ¡Y aquí estoy!

- Entre todas las sorpresas de esta guerra de España, para mí una de las más inesperadas es ver un anarquista mandar una unidad regular, ¡hablar de disciplina como haría un comunista!

- Hoy en día no se trata de anarquismo ni de comunismo. Entre los soldados no sólo hay anarquistas y comunistas, sino republicanos, socialistas, ¡de todo! Pero yo no lo quiero saber, sólo quiero saber de antifascistas. Y yo también, por el momento, no quiero ser otra cosa que un soldado antifascista.

 

He entendido lo que es la disciplina

Qué quieres, al principio de la guerra había muchas cosas que yo no entendía todavía. Pero una persona con el tiempo cambia su manera de ver las cosas, la realidad se encarga de darle lecciones. Así yo creía que se podía esperar todo de la bondad de los hombres, de su entusiasmo. Pero he descubierto que la autodisciplina es algo muy relativo porque interviene el instinto de conservación. Un miliciano puede lanzarse al combate con ardor, pero las razones del cañón y los morteros son más fuertes que su voluntad de vencer y le incitan a salvar su vida. Por eso hace falta que una voluntad externa tome el lugar de la suya propia, que se está tambaleando. Si al hombre no se le impone una disciplina desde fuera, toda su dedicación, todos sus esfuerzos se pierden.

La libertad individual está muy bien, pero siempre que no perjudique el interés de la colectividad. Yo he visto buenos camaradas que nos han hecho daño y que se han echado a perder abusando de su libertad.

 

¡Ganar la guerra!

Mera se quedó en silencio un instante. Su rostro conmovedor se endureció.

- Para mí, prosiguió con una voz ardiente, sólo cuenta una cosa: GANAR LA GUERRA. Sólo hay un problema a resolver: GANAR LA GUERRA. Todo el resto depende de eso: GANAR LA GUERRA.

Ganar la guerra, repitió, y no solamente por España. La misión de nosotros los españoles es parar el fascismo, porque si triunfara en España se implantaría luego en Francia y a continuación en el mundo entero, y eso sería el fin del proletariado.

Es por eso por lo que debemos olvidar por el momento nuestras ideologías particulares. En los días de la milicia, mientras que nos dedicábamos a discutir, discutir, discutir, el enemigo continuaba avanzando, avanzando, avanzando. No hay que discutir, hay que vencer. Y para vencer, hace falta primero y ante todo disciplina.

Por eso como militar acepto resueltamente el mando único. Está claro que no hay dos maneras de mandar un ejército, sino una sola.

Y para eso hace falta una voluntad única, un solo hombre. Hace falta que todos los jefes obedezcan a ese hombre, la primera virtud  de un jefe militar es la obediencia. Si no sabes obedecer no sabes mandar.

 

Traducido por el Coronel Carlos Ovejas del Instituto de Historia y Cultura Militar



 
   

sábado, 10 de octubre de 2020

¿Tiene vida el museo?

¿TIENE VIDA EL MUSEO?
 
  
"Memorias de África" en el Museo Histórico Municipal

El título de este pequeño escrito plantea un pregunta que desde el punto de vista de la biología sería un sinsentido, ¿cómo van a tener vida los trozos de metralla, las vainas de artillería, las latas y las banderas?. Los objetos materiales que allí se exponen, desde esta perspectiva todos los museos son inertes, ahora bien, los museos cobran vida en el momento en el que el espectador, visitante, se acerca a observar estos “art-factos” que allí se exponen, aquí encontramos el sujeto y el objeto.

La obra de arte “arte-facto” hecha por el hombre y que se encuentra en todos los museos, exceptuando los museos de ciencias naturales, distinguiendo de esta manera la naturaleza “fisis”  de lo cultural “cultivo del espíritu humano”. La naturaleza “fisis” es como es, no suele ser mutable y en todo caso es casi predecible, y suele llevarnos a términos concretos y es más fácil de estudiar que la naturaleza humana.

En la naturaleza hay auténticas maravillas para los sentidos esculpidas por los fenómenos naturales y el paso del tiempo (de lo bello y lo sublime), la acción del hombre está trastocándolo, evitémoslo, no hay otro planeta.

Centrémonos en el espíritu humano que produce las obras de arte. Decíamos que en todo museo está el objeto expuesto y el sujeto que lo observa, es aquí en donde creo que el museo recobra vida, cuando el espectador se introduce en el objeto, quiere saber el por qué de las cosas, trata de captarlo con el intelecto y quiere explicaciones a la catarata de preguntas que le surgen de todos los rincones. La curiosidad por las cosas es el motor del conocimiento y el preguntarse continuamente por lo que hay, esta curiosidad que es muy personal apunta en varias direcciones dependiendo del sujeto, no tanto del objeto a estudiar, de este modo según la formación, actitud ética, la cultura de cada uno, en definitiva según sea el sujeto así serán sus preocupaciones de esta manera exigiremos explicaciones técnicas sobre los materiales utilizados tanto desde la física, la química y las ciencias positivas. Si tenemos una vaina de artillería querremos saber todo lo referente a este artefacto, el calibre, el alma del cañón, su potencia explosiva, el alcance... Estas preguntas son extensibles a cada uno de los objetos, ametralladoras, fusiles, bombas de mano, en definitiva, no nos preguntamos por el fin ni las causas no pasamos del análisis material del objeto. Pero como todo está concatenado y aunque se tenga preferencia por lo técnico no se deja de ver el fin y en este museo los objetos que aquí se exponen tienen como fin el doblegar por la fuerza al contrincante, vencer al enemigo. Cuando fracasa la política en el parlamento mediante el convencer “vencer con argumentos” esto implica negociación, ceder pues nunca la razón, en su totalidad, está en una parte, cuando se trata imponer por la fuerza se pierde la razón: quizás el hombre siempre fue así.  

En Carrascosa del Tajo hay un bar conocido como el de La Fermina, este bar tiene en sus paredes un auténtico museo etnográfico todo tipo de “arte-factos”, utensilios para la vida cotidiana, lo expuesto tiene su arte razón de ser práctico, el fin de estos utensilios era hacer más llevadera o de alguna manera domeñar algunos aspectos de la dura vida del labriego antes de la mecanización del campo.

    Más arriba hablábamos de naturaleza y espíritu humano, diremos que la familia es la única organización natural, las demás son convencionales, inventadas por el hombre, no somos eremitas y tampoco nos gusta a la mayoría como cenobitas, luego vivimos en organizaciones sociales, pueblos, ciudades. Estado fruto de ese hacer marcado por la necesidad de convivencia lo que llamamos sociedad sin perder la vista al individuo y su libertad.

Pero volvamos al museo, aunque en ningún momento lo perdimos de vista, antes hablábamos de los objetos materiales llamemos los duros, las banderas tienen toda una carga emotiva un significado son trozos de tela coloreados y algunos hombres son capaces de matar o morir ante tal signo. Estamos entrando en lo más escabroso pero no menos real de nuestro museo, he puesto como referencia las banderas que aglutinan de una manera inmaterial todo aquello que tratamos de narrar el por qué, el fin y las consecuencias.     

El museo es muy rico en matices, hay que entender que en una guerra todo gira en torno en servir a los combatientes, esta actitud por mi parte en buscar la esencia de las cosas virtud o defecto de la filosofía me hace perder detalles que darían luz a muchos interrogantes, hay cantidad de objetos que nos hablan del porqué de las cosas, desde las más simple a las más complejas, desde una medalla y un tintero a los uniformes de los combatientes.

Mi pregunta es si el museo está vivo y la respuesta hasta ahora es que depende del espectador pues los actores ya hicieron el trabajo y muchos murieron por ello. Aquí abrimos otra cuestión, la historia se nos muestra  en nuestras indagaciones puesto que los hechos ocurrieron. “La historicidad existencia real comprobables estos acontecimientos”, esto implica una búsqueda de la verdad. ¿Hay perspectiva histórica para analizarlos sin emotividad y pasión?. Por otra parte tenemos el historicismo, de qué manera ha incidido en nuestra forma de entender la vida, sin lugar a dudas una guerra civil traumatiza y la repercusión es patente en cuanto observamos a las personas más cercanas, por edad, al conflicto.

Quizá sea este un nuevo apartado que deba afrontar el museo para sentirse más vivo, no sólo ser una mostración que es un gran logro sino también una demostración o sea un debate sobre el por qué, el conflicto en sí y las consecuencias.

No debemos tener miedo a asumir este reto, al igual que podemos someter a crítica las guerras carlistas también debiéramos someter a crítica, debate público, nuestra guerra civil de esta manera arrojaríamos a los guerra-civilistas y profundizaríamos en la democracia. Hoy, afortunadamente, la innovación tecnológica nos libra de las precariedades del pasado, todo tiene su coste y este es el deterioro ecológico, seamos capaces que la otra pata que sustenta el progreso “la paz social” esta sólo se obtiene con más y mejor Democracia. 

 

Abánades, a dos de septiembre del dos mil veinte

 

Antonio Gutiérrez Layna


                                                                                               



sábado, 23 de mayo de 2020

Retrato del soldado Jesús

RETRATO DEL SOLDADO JESÚS

Dedicatoria en el reverso de la fotografía postal 
“A mis queridos padres, como recuerdo de mi estancia en el frente.
Jesús. Frente de Guadalajara, 17 de febrero de 1938”.

Fotografía de estudio del soldado Jesús
Se trata de una fotografía postal, muy habitual en la época, que los combatientes realizaban en un estudio fijo o itinerante y que, como recuerdo de su estancia en el frente, mandaban a través del servicio postal a sus seres más queridos.

En términos generales, en la imagen apreciamos algo que salta a la vista y nos llama poderosamente la atención. Un contraste muy curioso: por un lado, el estado impecable del propio uniforme; y por otro, unas botas borceguís muy deterioradas.

Detalle de las botas borceguís
Esto puede ser debido a dos motivos: que el mismo estudio de fotografía tuviera vestuario disponible de atrezo o que la foto fuera tomada antes de partir hacia el frente.

Existen testimonios de la época que afirman que para realizar las fotos de bonito o de estudio, los fotógrafos disponían de vestuario con tallas variadas, diferentes modelos e incluso prendas con más o menos glamour.

El soldado viste pantalones tipo breeches con vendas tobilleras. En el cinto, hebilla de infantería sin corona, propia del Ejército Popular de la República. El único distintivo por el que podemos situar y asociar a Jesús.

Gorrillo tipo ruso sobre la cabeza de Jesús
Lo más curioso de la imagen es el gorrillo tipo ruso que cubre la cabeza de Jesús. Estos gorrillos empezaron a verse en España a finales de la guerra, sobre todo en la Batalla del Ebro. Un gorrillo confeccionado íntegramente en España y con múltiples similitudes con el gorrillo del ejército ruso de la época.

Textos: Lendoiro Fresco
Imágenes: Museo Histórico Municipal de Abánades