El título de este pequeño escrito plantea un pregunta que desde el punto de vista de la biología sería un sinsentido, ¿cómo van a tener vida los trozos de metralla, las vainas de artillería, las latas y las banderas?. Los objetos materiales que allí se exponen, desde esta perspectiva todos los museos son inertes, ahora bien, los museos cobran vida en el momento en el que el espectador, visitante, se acerca a observar estos “art-factos” que allí se exponen, aquí encontramos el sujeto y el objeto.
La obra de arte “arte-facto” hecha por el hombre y que se encuentra en todos los museos, exceptuando los museos de ciencias naturales, distinguiendo de esta manera la naturaleza “fisis” de lo cultural “cultivo del espíritu humano”. La naturaleza “fisis” es como es, no suele ser mutable y en todo caso es casi predecible, y suele llevarnos a términos concretos y es más fácil de estudiar que la naturaleza humana.
En la naturaleza hay auténticas maravillas para los sentidos esculpidas por los fenómenos naturales y el paso del tiempo (de lo bello y lo sublime), la acción del hombre está trastocándolo, evitémoslo, no hay otro planeta.
Centrémonos en el espíritu humano que produce las obras de arte. Decíamos que en todo museo está el objeto expuesto y el sujeto que lo observa, es aquí en donde creo que el museo recobra vida, cuando el espectador se introduce en el objeto, quiere saber el por qué de las cosas, trata de captarlo con el intelecto y quiere explicaciones a la catarata de preguntas que le surgen de todos los rincones. La curiosidad por las cosas es el motor del conocimiento y el preguntarse continuamente por lo que hay, esta curiosidad que es muy personal apunta en varias direcciones dependiendo del sujeto, no tanto del objeto a estudiar, de este modo según la formación, actitud ética, la cultura de cada uno, en definitiva según sea el sujeto así serán sus preocupaciones de esta manera exigiremos explicaciones técnicas sobre los materiales utilizados tanto desde la física, la química y las ciencias positivas. Si tenemos una vaina de artillería querremos saber todo lo referente a este artefacto, el calibre, el alma del cañón, su potencia explosiva, el alcance... Estas preguntas son extensibles a cada uno de los objetos, ametralladoras, fusiles, bombas de mano, en definitiva, no nos preguntamos por el fin ni las causas no pasamos del análisis material del objeto. Pero como todo está concatenado y aunque se tenga preferencia por lo técnico no se deja de ver el fin y en este museo los objetos que aquí se exponen tienen como fin el doblegar por la fuerza al contrincante, vencer al enemigo. Cuando fracasa la política en el parlamento mediante el convencer “vencer con argumentos” esto implica negociación, ceder pues nunca la razón, en su totalidad, está en una parte, cuando se trata imponer por la fuerza se pierde la razón: quizás el hombre siempre fue así.
En Carrascosa del Tajo hay un bar conocido como el de La Fermina, este bar tiene en sus paredes un auténtico museo etnográfico todo tipo de “arte-factos”, utensilios para la vida cotidiana, lo expuesto tiene su arte razón de ser práctico, el fin de estos utensilios era hacer más llevadera o de alguna manera domeñar algunos aspectos de la dura vida del labriego antes de la mecanización del campo.
Más arriba hablábamos de naturaleza y espíritu humano, diremos que la familia es la única organización natural, las demás son convencionales, inventadas por el hombre, no somos eremitas y tampoco nos gusta a la mayoría como cenobitas, luego vivimos en organizaciones sociales, pueblos, ciudades. Estado fruto de ese hacer marcado por la necesidad de convivencia lo que llamamos sociedad sin perder la vista al individuo y su libertad.
Pero volvamos al museo, aunque en ningún momento lo perdimos de vista, antes hablábamos de los objetos materiales llamemos los duros, las banderas tienen toda una carga emotiva un significado son trozos de tela coloreados y algunos hombres son capaces de matar o morir ante tal signo. Estamos entrando en lo más escabroso pero no menos real de nuestro museo, he puesto como referencia las banderas que aglutinan de una manera inmaterial todo aquello que tratamos de narrar el por qué, el fin y las consecuencias.
El museo es muy rico en matices, hay que entender que en una guerra todo gira en torno en servir a los combatientes, esta actitud por mi parte en buscar la esencia de las cosas virtud o defecto de la filosofía me hace perder detalles que darían luz a muchos interrogantes, hay cantidad de objetos que nos hablan del porqué de las cosas, desde las más simple a las más complejas, desde una medalla y un tintero a los uniformes de los combatientes.
Mi pregunta es si el museo está vivo y la respuesta hasta ahora es que depende del espectador pues los actores ya hicieron el trabajo y muchos murieron por ello. Aquí abrimos otra cuestión, la historia se nos muestra en nuestras indagaciones puesto que los hechos ocurrieron. “La historicidad existencia real comprobables estos acontecimientos”, esto implica una búsqueda de la verdad. ¿Hay perspectiva histórica para analizarlos sin emotividad y pasión?. Por otra parte tenemos el historicismo, de qué manera ha incidido en nuestra forma de entender la vida, sin lugar a dudas una guerra civil traumatiza y la repercusión es patente en cuanto observamos a las personas más cercanas, por edad, al conflicto.
Quizá sea este un nuevo apartado que deba afrontar el museo para sentirse más vivo, no sólo ser una mostración que es un gran logro sino también una demostración o sea un debate sobre el por qué, el conflicto en sí y las consecuencias.
No debemos tener miedo a asumir este reto, al igual que podemos someter a crítica las guerras carlistas también debiéramos someter a crítica, debate público, nuestra guerra civil de esta manera arrojaríamos a los guerra-civilistas y profundizaríamos en la democracia. Hoy, afortunadamente, la innovación tecnológica nos libra de las precariedades del pasado, todo tiene su coste y este es el deterioro ecológico, seamos capaces que la otra pata que sustenta el progreso “la paz social” esta sólo se obtiene con más y mejor Democracia.
Abánades, a dos de septiembre del dos mil veinte
Antonio Gutiérrez Layna
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