Fotografía de Paco Soler |
Durante los últimos años, creo que son siete, en nuestro pueblo, Abánades, el segundo domingo de junio se rememora una batalla acaecida en la zona durante los primeros días de la primavera de 1938. Me propongo narrar lo ocurrido en estas recreaciones como si de un crónica se tratase, pero aderezada con opiniones, observaciones y reflexiones. De esta manera, me retrotraeré al pasado más lejano con los actores de la recreación, observaré a los espectadores y opinaré sobre la proyección histórica de estos trágicos sucesos. En principio diré que en los primeros años no quise asistir a estas representaciones hasta que me aseguré de que se hacía con el máximo respeto. Una vez cerciorado de que estas exigencias eran cumplidas, he participado con la máxima curiosidad en los diversos momentos de estas jornadas.
El viernes de este fin de semana, el segundo de junio, aparecen jóvenes uniformados deambulando por el pueblo. Nos estamos introduciendo en los días de la guerra, son los primeros y no sabemos de dónde vienen, si del Ejército del Turia, del valle del Nalón, no suelen ser muchos. La organización les proporciona unos locales comunales para que puedan dejar sus cosas y dormir.
El trabajo organizativo es muy amplio y los miembros del Museo, que suelen ser los organizadores, se quejan de que pocos echan una mano, peligrando las futuras recreaciones.
El sábado se intensifica el número de recreadores y se ven, por cualquier esquina del pueblo, grupos de soldados con sus distintos uniformes: tenemos falangistas, requetés, soldados del ejército nacional, moros, anarquistas, soldados del ejército popular con sus uniformes dispares… como si de un plató de cine se tratase, nos retrotraen a otra época. La mayoría de estos recreadores vinieron durante la mañana, son del Frente de Madrid. Tenemos la puesta en escena. Solamente por analizar la simbología de sus uniformes merece la pena estar en el pueblo en estos momentos, toda una muestra de historia reciente aportada por la vestimenta de estos actores. Si bien lo que se muestra es importante, quizá sea más lo que se demuestra. Me refiero a la actividad que todos los años sobre las once hay en el Museo: una conferencia, se presenta un libro o se comenta una película o un corto tocando distintos temas o puntos de vista sobre lo que ocasionó el conflicto.
Mi trabajo me impide estar los sábados en este acto. Por cierto, me dicen que no es muy seguido, no obstante siempre pregunto por él, interesándome por cuál fue el tema tratado y lamentándome por no poder asistir. Quizá estos momentos sean los más importantes pues nos acercan al conflicto con la reflexión y la perspectiva histórica. A veces se ha definido al hombre como un ser histórico, o sea, que asume en su realidad humana el pasado y de esta manera se proyecta en el futuro. Estos actos que se celebran el sábado en el Museo, pienso, son de máxima importancia dando cabida a las distintas visiones, con lo que se está haciendo un historicismo analizando las carencias y realidades y proyectando su influencia en el presente y en el futuro.
El Museo permanece abierto y las visitas se intensifican, otros suben a ver las trincheras del Alto del Castillo y pasan la tarde imbuidos de este ambiente prebélico. Muchos de los recreadores se conocen y comparten afición y para ellos es motivo de satisfacción reencontrarse hablando de estos y otros temas, son aquellos que al día siguiente se insultarán y se matarán. Teatralizan nuestra historia. ¿Hay otra forma mejor de recordarla para no repetirla?
Estoy haciendo una cronología del acto en general, no de un año en particular. Las variaciones son pocas. El lugar preferido parece el más vistoso: el Puente Grande, no obstante los miembros de la recreación suelen ser fieles, dentro de lo que se puede, al hecho histórico y este año pasado se trataba de tomar una colina en el pasaje conocido como La Peñuela. Algo así dicen que ocurrió en los primeros días de la primavera del treinta y ocho.
Antes de escribir esta cronología procuré informarme viendo otras recreaciones. La más impresionante es la de Fayón, en la que se recrea la Batalla del Ebro. Los medios materiales son muy superiores, atraviesan el río en barcos, tienes apoyo de la aviación, como si se tratase de hacer un puente en la playa. Los defensores fuertemente atrincherados utilizan ametralladoras, morteros, bombas de mano. La gran intensidad de fuego hace temblar a los espectadores, imaginemos lo que en verdad ocurrió allí. En nuestro pueblo los medios materiales son bastante más restringidos pero no el espíritu de los protagonistas de estas representaciones demostrando una gran perfección técnica, conocimiento y entusiasmo para representarlo, más tarde ampliaremos estos y otros aspectos.
La noche del sábado el pueblo está muy animado y el Song Bar López prepara una verbena con algún cantante de coplas que nos introduce en el ambiente de los años treinta. A ello contribuye que algunos habitantes de Abánades se suelen vestir como los lugareños de aquellos años, y es aquí donde los uniformados se mezclan con los locales y a ritmo de pasodoble nos trasladamos a la época de la contienda. Este año nos sorprendieron dos señores perfecta y elegantemente ataviados de época, dicen que venían de Barcelona.
La noche transcurre entre cerveza y
cerveza, pasodobles y corrillos comentando lo que allí ocurre, poco a poco cada
uno se va a sus aposentos. ¿Qué interés, no material, tienen que tener para que
gentes tan dispares se acerquen a este pequeño pueblo desde lugares tan
lejanos? La guerra ha sido y sigue siendo un motivo de reflexión e interés
histórico que hace que muchos apasionados no reparen en gastos y sacrificios
para esta en estas recreaciones.Fotografía de Paco Soler |
La mañana del domingo, el número de
participantes se ha intensificado, un grupo de legionarios han llegado de un
pueblo del vecino Teruel. Muchos visitantes con cámaras fotográficas simulando
ser reporteros gráficos aparecen por doquier y es que el Museo ha convocado un
concurso de fotografía cuyo tema es la recreación histórica.
A las doce y media se hará la
representación de la batalla. Como dije antes, este año se trata de tomar una
colina defendida por tropas del bando sublevado con soldados del ejército
regular de Franco y mezclados con uniformes falangistas.
La colina se encuentra fuertemente
defendida con nidos de ametralladora, sacos terreros. Hay varios puntos
estratégicos, unas estacas unidas por unos cordones que simulan las alambradas
de espino, lo más parecido a la realidad. Estamos en el punto culminante de
esta jornada, es aquí donde voy a someter a crítica los términos revivir,
representar y recrear. Dicen que recordar es volver a vivir pero la paradoja es
que ninguno de los que estábamos allí fuimos protagonistas de aquella realidad.
Por tanto, ¿cómo se puede volver a vivir lo que nunca se vivió? Parece un galimatías
pero no lo es, ya que la naturaleza humana analizando, sintiendo, apasionándose,
puede introducirse en la historia como si fuese protagonista de ella. Si no
fuese así no podríamos tener transmisión cultural. Observé que hay varios
niveles de implicación, aquellos que vivieron la guerra de niños parece que no
la recuerdan con mucho entusiasmo, ¿qué verían? Los que nacieron en la década
de los cuarenta he notado que están fuertemente marcados por la propaganda de
la posguerra; los que nacimos en la década de los cincuenta y sesenta, cuya
juventud correspondería con las primeras elecciones democráticas, tenemos una
actitud más crítica. Por último, los que nacieron con la democracia lo ven, en
la mayoría de los casos, como un mero espectáculo. ¿Quizá estos tengan ya
perspectiva histórica?
Otro término que quiero someter a
crítica es el de representación. Tenemos la acepción de volver al presente un
hecho pasado, pero por otra parte podemos entenderlo como poner en escena ante
un espectador un hecho ya sea real o ficción, y hay una tercera acepción, en representación de…, pero la vamos a
desestimar para nuestro trabajo ya que poner en escena es la que más se adapta,
ya que es la inmediatez en el espacio y en el tiempo, el presente implica un
actor y un espectador, no es así en una película aunque represente ese mismo
hecho histórico, no necesita al espectador en el rodaje, tenemos dos partes
esenciales, el actor y el espectador.
Los actores se introducen de lleno en
su papel, esencialmente es acción y para esa acción tienen que estar
psicológicamente preparados ya que se trata de matar o morir. Previamente,
antes de entrar en combate, los jefes de cada uno de los bandos tratan de
motivar y ensalzar los valores de la lucha, son momentos de máxima tensión. El
ejército popular ensalza los valores de la República, muchos con el puño
cerrado y en alto corean esas consignas. Por otra parte, el ejército de Franco,
con su capellán de campaña, ruega a todos los santos protección y ayuda en el
enfrentamiento, culminando al unísono: ¡Por
España!
Hace unos años, un soldado legionario
pedía permiso para invocar a los espíritus: ¡Mi
capitán, ¿da su permiso para invocar a los espíritus?! Sentí una gran
decepción pues el capitán se lo denegó quedándome con las ganas de saber qué es
lo que allí se iba a decir. Siempre me he preguntado qué motivos tenían o
tienen los combatientes para llegar a exponer su vida, cada uno imagina un
mundo idealizado culpando al otro de sus desdichas. Platón consideraba la idea,
la esencia de las cosas reales, en este caso el hecho de la guerra. Mi padre,
que hizo la guerra con el bando de los sublevados, me decía que los moros eran
muy guarros pero muy valientes y estos solían decir: Nosotros siempre con Franco, si Franco comunista, nosotros también
comunistas, nosotros siempre con Franco. Aquí la idea se torna en culto a
una persona. Los rifeños solían ser muy buenos guerreros, siempre estaban en
conflictos. La historia nos dice que siempre hubo tropas de élite que vivían de
la guerra o para la guerra: espartanos, legiones romanas, vikingos, cruzados,
jenízaros, tercios de Flandes, mamelucos… Hasta la legión extranjera o los
marines americanos en nuestros días. La guerra siempre ha estado presente en la
historia de la humanidad.
Otro aspecto a tener en cuenta es el
lenguaje, este año se utilizó poco ya que se trataba de tomar una colina por
sorpresa. Otros años, cuando las trincheras estaban frente a frente, en La Muela,
los combatientes se increpaban: Rojos
idos a Moscú, Fascistas, hijos de cura. Estos gritos se escuchaban entre
los disparos de ametralladora y fusilería. En las recreaciones de Fayón, antes
aludidas, un capitán legionario alardeaba de haber limpiado España de
indeseables.
Fotografía de Paco Soler |
Por último diré, para acabar este
apartado de los actores, que los combatientes se pueden ver abocados al fuego
enemigo o al de sus propios jefes si retroceden por cobardía, así que no es
raro considerar que en las batallas además de las motivaciones se tuviese que
estimular el valor con narcóticos volviendo al hombre más irracional, o matas o
te matan. La edad para ser héroe es la juventud, los veinte años es la
culminación del idealismo y la pasión. En este apartado, el que a mí más me
gusta, hay mucha literatura, me han recomendado varios libros, quizá por
polémico sea el diario "Tempestades de acero" que narra las memorias del oficial alemán Ernst Jungüer en el frente occidental durante
la primera guerra mundial.
Decíamos antes que esto es una
representación y acordamos que además de los actores estaban los espectadores.
Observé cómo los asistentes, cada año más numerosos, bajo un sol de justicia
esperaban pacientemente el acto en sí. Algunos comentarios sobre el equipamiento
de los soldados, preguntas sobre quiénes eran los unos y los otros, comentarios
sobre la vistosidad del acto, otros años ha sido más bonito, estaba la guardia
personal de Franco. Note algún comentario negativo sobre que este año fuesen
las tropas republicanas quienes ganasen la batalla. La historia es como es y
los recreadores suelen ser muy objetivos, cada espectador es un mundo en su
interior, pero el respeto y la educación prima sobre las malas formas, no tengo
noticias de que nadie se saliese de tono alguno de estos años. La labor
pedagógica está en estas jornadas.
En el título de estas reflexiones
incluíamos el término recreación. Anteriormente hablábamos de revivir o de
representar, ambos términos están relacionados con recrear. Se decía que solo
el Gran Hacedor podía crear de la nada; aquí vamos a reconstruir unos hechos
acaecidos, un pedazo de nuestra historia. Este apartado, si bien engloba los
anteriores, lo centraré en el aspecto técnico, la localización del espacio lo
más real posible, la uniformidad de los combatientes, los armamentos de los
mismos, la técnica del combate, los gritos de guerra. Se suelen retirar todos
los elementos que sean anacrónicos para dar un aspecto lo más real posible. Se
busca la máxima veracidad, los heridos, los muertos, cómo son hechos
prisioneros, todo parece real, pero no puede serlo, no se muere de verdad ni el
fuego es real, todo es ficción. Pero lo cierto es que ocurrió. ¡Muy bien por
estos actores y por su puesta en escena!
Una vez concluida la recreación, tras
un fuerte aplauso, los combatientes se abrazan y la organización agradece a los
asistentes su presencia, sugiriéndoles que a la salida del montículo, en el
camino, hay un contenedor para los papeles y latas, respetando el medio
ambiente.
Una hora después, en lo que aquí
llamamos el juego de pelota, el frontón, se produce el acto final sumamente
sugestivo. Los dos bandos en formación, frente a frente, con sus banderas,
símbolo de la división, cada uno de los jefes ordena a sus abanderados dar un
paso al frente e inclinaran ambas banderas, de esta manera no hay
preponderancia para ninguno de los dos contendientes. Tras este momento uno de
los jefes nos trae al momento actual y dando gracias al pueblo de Abánades por
permitir un año más recrear estos acontecimientos, agradece a las autoridades,
a la Asociación de Amigos de los Espacios Históricos y al público en general,
recordando, una vez más, el deseo de que estos acontecimientos no se vuelvan a
repetir, se da por terminado el acto mandando romper filas y emplazando a todos
para el próximo año.
Es el momento de las fotos,
curiosidades, preguntas, los recreadores muestran sus uniformes, armamentos
reproducción del real. El público se fotografía con los distintos hombres,
aquellos que creen encajar en su visión histórica.
Es la hora de la comida y la
organización prepara una gran paella solidaria ya que estos gastos no tienen
ninguna subvención y me costa que a los recreadores les cuesta su dinero. No
todo es mercado, a veces se hacen las cosas por altruismo y generosidad y estos
hombres que aquí vienen lo demuestran.
Gracias en nombre de un espectador.
Abánades, verano de 2017
Antonio Gutiérrez Layna
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