Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades

Asociación de Amigos de los Espacios Históricos de Abánades - Museo Histórico, C/ Puente de las Eras, Nº 5, 19432 Abánades (Guadalajara) España.

viernes, 29 de junio de 2012

Buenaventura Leris, un músico en las trincheras II

 Buenaventura nos describe en estas dos páginas sus vivencias en abril de 1938

La exposición

Sirva esta breve y humilde exposición como un sentido homenaje al músico y al luchador que representa Buenaventura. Que como a muchos chicos de su generación, les fue arrebatada injustamente su juventud y su vida. Y mil gracias a su hijo Ventura Leris por hacerla posible, tan generoso como su padre.

En la primera vitrina hemos expuesto las fotografías, cartas, y documentos originales de Buenaventura Leris. A continuación, un panel con las imágenes de las primeras orquestas de las que formó parte.

Utilizando como pretexto el magnífico diario, algunas de las interesantes imágenes inéditas de Barcelona y del frente de Abánades desde el lado republicano, Torrecuadradilla, Canredondo y Esplegares.

Posteriormente, una breve selección de las páginas más interesantes de su extenso y bien redactado diario que nos habla de Buenaventura como una persona culta, ordenada y meticulosa. En definitiva, de un artista, en su más amplia acepción.

Finalizamos con paneles que reproducen su lucha titánica por recuperar su saxofón y los esfuerzos del empresario catalán por recuperarlo para su familia, con alguna imagen de posguerra, como colofón a esta entrañable exposición.

Gramola de maleta de los años 30 cedida temporalmente por Julián Dueñas para la exposición

Buenaventura Leris, un músico en las trincheras I

Los documentos originales de Buenaventura Leris permanecerán en el museo hasta el 14 de octubre

El hombre
Nace el 19 de diciembre de 1913 en Cornellá de Llobregat. Hijo de emigrantes aragoneses, es bautizado con el nombre de Buenaventura, descubriéndose más tarde que consta como Nemesio en el Registro Civil.

Cursa  sus  estudios  primarios  en  la  escuela  pública  y  de  comercio  en  un  Liceo,  alternando  estos últimos con los de música: solfeo, clarinete, saxofón y acordeón. Consigue la capacitación de todos ellos en el Conservatorio Municipal de Barcelona en 1931 e ingresa en la orquesta Speaker´s Jazz, primero; y en la Llobell, después.

En 1934 es llamado a filas y destinado a Regulares, hasta que en febrero de 1936 se licencia como cabo.

Actúa con distintas formaciones hasta que es solicitado por la orquesta de jazz de Juan Dotras Vila, una de las más importantes de Barcelona. Con el fallido golpe militar y la cruenta guerra civil que se desata, la orquesta se disuelve.

Afiliado a UGT, se alista con unos amigos como conductor en la Centuria Móvil nº1 de Barcelona. Transporta víveres, tropas y munición al Frente de Aragón hasta que es destinado al Frente del Centro. Requisados los camiones, combate en difíciles circunstancias en Pozuelo y en el Parque del Oeste de Madrid, cayendo herido en combate. 

Tras la reestructuración del Ejercito Popular, su nueva brigada, la 138, es trasladada en junio de 1937 al Frente de Guadalajara. Y es aquí donde forma una pequeña banda con un grupo de compañeros. A primeros del 38 son requeridos para actuar en ocasiones muy especiales, hasta que se integran definitivamente en la gran orquesta de Joaquim Soms.

Buenaventura, a la izquierda, con sus compañeros de la 138 Brigada Mixta en el frente de Abánades

Pronto llegan las actuaciones memorables en los grandes teatros de Madrid y Guadalajara y los éxitos como “Catalanes en La Alcarria”, que pronto se convierte en un himno para todos los soldados catalanes del frente alcarreño. La orquesta tiene una actividad frenética hasta la conclusión de la contienda, transmitiendo esperanza y haciendo la vida un poco más llevadera  a sus compañeros en las trincheras.

Al finalizar la guerra fue internado en el campo de concentración de Gárgoles, del que fue rescatado gracias a la perseverancia de su familia y a la generosidad del empresario Esteve Estrada que consiguió los avales necesarios. Aquí empezó otra odisea para recuperar su saxofón, que le fue devuelto no sin esfuerzo e interminable papeleo.

En 1944 se casó, tuvo dos hijos y trabajó para la destilería Estrada como chófer y dependiente. A pesar de la pérdida de oído y vista, y demás cicatrices que le dejó la guerra, siguió tocando en distintas orquestas, los fines de semana, en verbenas y fistas mayores.

En la guerra perdió a cinco de sus mejores amigos, perdió su salud, su juventud y perdió el humor, nos comenta su hijo. Sin embargo, nos dejó sus diarios, memorias de un valor incalculable para las generaciones venideras y para los que amamos la historia.

Antes de su muerte, en 1996, visitó con su hijo el frente alcarreño donde pasó casi dos años de su vida: Cifuentes, Esplegares, Torrecuadradilla, Canredondo, Sacecorbo y, cómo no, Abánades.


miércoles, 13 de junio de 2012

El puente de los valientes II

Museo Histórico Municipal de Abánades
El eco de los disparos se ha disipado en el aire claro de la tarde primaveral y Abánades regresa poco a poco de su peculiar viaje a los 30, aquella década crucial, intensa y terrible de la historia de España. Ha sido un vívido periplo en el tiempo, pese a la brevedad del fin de semana y no solo ha habido guerra o evocaciones de ella. El “Café Cantante” de la noche del sábado lleno de copla la noche serena del lugar con el arte de Manuel Rey en una estampa de antaño que arrancaba sonrisas de nostalgia a los más mayores. Soldados de ambos bandos y vecinos del lugar, ataviados también a usanza de la época, prolongaron una madrugada insólita y alegre al son de la dulzaina que alguien trajo de algún lado… ¿cuánto tiempo hacía de la última vez?, ¿eran aún jóvenes los que hoy sonríen con indulgencia la escena sentados en el poyo?. Es la estampa entrañable de un pequeño pueblo que busca su vitalidad, paradójicamente evocando su historia más terrible, pero su historia al fin, una apuesta aventurada pero honesta en que se fundamente el proyecto de desarrollo comunitario “La Batalla Olvidada”, que enmarca las jornadas que ahora concluyen.
Manuel Rey durante su actuación
Y es con esta estampa con la que preferimos quedarnos, aunque para valorarla en todo lo que tiene sea oportuno también contemplar la otra, la terrible pero no menos plausible del puente de Abánades cubierto de soldados muertos. El puente de los valientes, que la noche anterior bailaban con las mozas del lugar al son de la dulzaina… Mierda de guerras.
Cafe Cantante en Abánades


Textos de Miguel Ortego - Frente de Madrid
Fotografías de Jorge Fernández




El puente de los valientes I





Soldados de la 138 Brigada Mixta defienden el puente grande de Abánades
Fotografía de Sergio González


En medio del fuego incesante que mantienen sin tregua los defensores del Ejército Popular, la I Bandera se lanza al asalto del puente de Abánades. Es una carnicería, las armas automáticas siegan el empuje de los legionarios, que pagan con la vida el coraje de su acometida cubriendo de cadáveres el modesto paso sobre el Tajuña. El contraataque republicano no por igualmente valeroso tiene mejor suerte y son ahora los que combaten bajo la bandera tricolor quienes caen bajo el plomo de las ametralladoras nacionales. Se mezclan los cuerpos de unos y otros soldados en la tétrica hermandad de la muerte, encontrando al fin la paz que los vivos se niegan. El puente de Abánades es un espectáculo estremecedor, dantesco, la semblanza terrible y clarificadora de lo que supone una guerra civil, algo que los mas de 400 espectadores de la recreación se llevan bien impresa en la retina y se desea que también en sus reflexiones. 
Escena final de la recreación histórica
Fotografía de Vicente Valero


Pero el rigor de la tragedia no tarda en diluirse para sosiego de todos y al sonar los tres pitidos acordados, muertos de unos y otros se levantan del lecho de cemento del puente, para abrazarse sonríentes comentando los lances y magulladuras del episodio. También el público se acerca ahora que ha cesado el tiroteo, para departir y fotografiarse con los recreadores que han venido desde toda España para evocar una batalla olvidada hace 74 años en este rincón de La Alcarria. El ambiente se ha tornado festivo y los niños recogen casquillos del suelo, como antaño nuestros padres y abuelos de los mismos campos de batalla, pero de estos no ha salido el proyectil que ha acabado con la vida nadie y, divertidos, posan con los soldados tocados con sus cascos, enormes para las cabezas infantiles. Las II Jornadas de Promoción Histórico Cultural del Alto Tajuña están a punto de concluir con el acto de clausura en el que republicanos y nacionales se rendirán honores militares antes de romper filas y entregarse al abrazo fraternal que la historia negó a nuestros mayores.
Álvaro Falquina durante su conferencia sobre arqueología de la GCE en Abánades
Fotografía de Jorge Fernández


Todo esto pasa en Abánades un 10 de junio de 2012, pero empezó tres días antes, con la proyección de las obras presentadas a la “II Muestra de Cortos de Recreación Histórica”, cuyo primer galardón se ha ido para Cataluña con la obra “Gotas de Agua”, aunque no el jamón de recebo que acompaña al premio y del que dieron buena cuenta los combatientes, como establece ya la tradición del evento. Exposiciones, conferencias, concursos y presentaciones de libro completaban un programa de actividades que parece más propio de un pueblo menos pequeño, pero no menos celoso de su patrimonio, su historia y su encanto sobre el Tajuña. Algo en lo que todos los visitantes no dejan de coincidir mientras recorren el pequeño museo y centro de actividades que son hoy, debidamente reformadas, la antigua escuela y fragua.
Fernando Calvo presentando su libro
Fotografía de Jorge Fernández

Textos de Miguel Ortego - Frente de Madrid